No, ya no sé hacer nada, no sé creer en nadie y tampoco creo que a la gente le importe que crea en ellos. NO soy feliz. No puedo serlo, y él es responsable del por qué.
Quizá el destino sea una mentira, quizá lo único que quería la vida era terminar con vos.

Ya no sé ni por qué te espero, pero acá estoy. Tal vez, por más que la felicidad no quiera llegar a mi, vos quieras aunque te escapes. ¿Quieres hacerme feliz? Yo no te lo prohíbo, si eso es lo que quieres, hazlo. Pronto amigo, me estoy inundando.
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